Agosto – Aduana, SÍ al control, NO al retraso ineficiente

El Ecuador es signatario del Acuerdo de Facilitación de Comercio, expedido por el Consejo General de la Organización Mundial de Comercio en el 2014, por lo que la aduana tiene el reto de encontrar un balance entre el control, la recaudación y la facilitación; teniendo en cuenta que los tiempos de despacho son tan importantes como la recaudación fiscal.

Demora en el despacho de mercancías. En las últimas semanas, distintos operadores de comercio exterior han enfrentado significativos retrasos en el despacho de mercancías, incurriendo en altos costos no programados y perjudicando su actividad productiva. Las justificaciones de las autoridades se sustentan en la escasez de personal aduanero y la necesidad de mayores controles, motivo por el que han aumentado los aforos físicos. La capacidad de procesamiento de la aduana se ha visto superada y el gran perjudicado es, una vez más, el consumidor. La Cámara de Comercio de Guayaquil, defensora de la facilitación de comercio y de los controles aduaneros inteligentes, mantuvo un encuentro con las autoridades aduaneras para exigir se garantice la eficiencia y agilidad en los procesos de comercio exterior. La SENAE puede aumentar controles debiendo para ello prever su capacidad operativa para lograrlo.

Mantener la carga en puerto encarece el comercio exterior. El retraso en el proceso aduanero nos perjudica a todos. Un estudio del Fondo Monetario Internacional revela que un retraso de 1.5 días en puerto puede tener un impacto equivalente a un arancel adicional del 0.9% al 3.1%. Esto significa que los comerciantes deben incurrir en mayores costos, lo que se traduce en un aumento en los precios finales de los productos en el mercado interno. En la actualidad, hemos constatado procesos de importación hasta con 20 días de retraso.

Apoyamos la lucha contra el comercio ilícito y la ejecución de controles eficientes. Es indispensable que la aduana implemente controles para combatir el comercio ilícito. Sin embargo, estos no deben entorpecer el normal desarrollo del comercio. Es necesario inteligenciar los controles y potenciar el perfilamiento de riesgos para, por un lado, enfocar los aforos físicos en mercancías que realmente representan una amenaza y, por otro, para agilizar el despacho de las mercancías de bajo riesgo.

Es necesario coordinar acciones con entidades de control. Si bien la aduana es una entidad autónoma y por su naturaleza no debe fusionarse con otras instituciones, sí es necesario un control conjunto con el SRI, la UAFE y otras entidades para, dependiendo del tipo de mercancía, coordinar acciones para tomar decisiones fundamentadas. En ese sentido, es necesario crear una unidad de trabajo conjunto, en la que participen representantes de las distintas autoridades competentes y ejecuten controles contundentes desde todos sus ámbitos de acción.  Esto realmente acarreará un efecto positivo para el comercio formal y la recaudación estatal.

No hay tiempo para aprendizaje. La operatividad aduanera requiere de un alto conocimiento técnico. Asuntos como la valoración y la clasificación arancelaria deben ser ejecutados por funcionarios con formación técnica y experiencia suficiente. Los agentes de aduana, como auxiliares de la función pública, deben ser primera fuente de apoyo y consulta para que la autoridad aduanera pueda capacitar su capital humano e identificar problemas que afectan sus procesos.

Es necesario complementar con controles posteriores fuertes y efectivos. La demora en los tiempos de despacho no se soluciona únicamente con la contratación de más personal operativo. Para agilizar el levante de las mercancías, se debe priorizar los controles posteriores y reservar los concurrentes para casos esenciales. Este proceso permite a los funcionarios revisar y controlar las mercancías sin afectar los tiempos de despacho. El control posterior no limita las facultades de la aduana, sino que las complementa y fortalece, dando tiempo para investigaciones profundas en las que se pueda analizar no sólo trámites individuales, sino comportamientos en el actuar del comercio exterior. Solo así se podrán ejecutar acciones para garantizar el cumplimiento de las normas sin afectar el flujo de los procesos aduaneros.

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