El Gobierno anunció una reducción en el Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) para materias primas en el 2025, dejándolo en 0% durante el primer trimestre y en 2.5% a partir del mes de abril. Esta decisión, presentada como una medida para «fortalecer la competitividad del sector productivo», no logra compensar el daño causado al eliminarse la posibilidad de recuperar, como crédito tributario, los valores pagados por ISD. En la práctica, se incrementa el valor a pagar por dicho impuesto, debilitando así la competitividad. En este contexto, vale la pena recordar lo nocivo que es este impuesto para la economía.
El Decreto 468 disminuye el ISD, pero el pago realmente aumenta. Actualmente, las importaciones de materias primas y bienes de capital pagan el 5% al ISD pero cuentan con un crédito tributario que les permite recuperar el 100% de lo pagado, evitando que ese 5% que se paga represente un costo efectivo. Sin embargo, debido al dictamen N. º 58-11-IN/22 de la Corte Constitucional, dicho crédito tributario dejará de aplicarse a partir del 2025, hasta que exista una nueva ley que lo reincorpore. Esto implica que cualquier tarifa del ISD superior a 0% que se imponga a partir del 2025 a los productos mencionados, representarán un costo adicional, ya que no se podrá recuperar el pago de dicho impuesto.
El Gobierno, para mitigar estas afectaciones, ha anunciado una tarifa reducida del 2.5% para materias primas desde el mes de abril de 2025, que en la práctica genera un incremento real en el pago de ISD ya que dichos productos pasarán de no generar costos adicionales (por el crédito tributario actual), a representar un costo significativo del 2,5% (por la fatla de crédito tributario desde el 2025). En el caso de los bienes de capital, el costo subirá a un 5% desde Enero de 2025, ya que el decreto no menciona dichos bienes. Como referencia, veamos el impacto con un ejemplo:
Si un productor local compra un tractor importado por un valor de $50,000, el resultado será el siguiente: @font-face {font-family:»Cambria Math»; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-536870145 1107305727 0 0 415 0;}@font-face {font-family:Corbel; panose-1:2 11 5 3 2 2 4 2 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073783883 0 0 415 0;}p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:»»; margin:0cm; text-align:justify; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:»Corbel»,sans-serif; mso-fareast-font-family:Corbel; mso-bidi-font-family:Arial; mso-fareast-language:ES;}.MsoChpDefault {mso-style-type:export-only; mso-default-props:yes; font-family:»Corbel»,sans-serif; mso-ascii-font-family:Corbel; mso-fareast-font-family:Corbel; mso-hansi-font-family:Corbel; mso-bidi-font-family:Corbel; mso-fareast-language:ES;}.MsoPapDefault {mso-style-type:export-only; text-align:justify;}div.WordSection1 {page:WordSection1;}
Concepto | Situación actual | Situación a partir 2025 |
Valor del bien | $50,000 | $50,000 |
Tasa del ISD | 5% | 5% |
Monto del ISD a pagar | $2,500 | $2,500 |
Crédito tributario a favor | $2,500 (100% devuelto) | $0 (no hay devolución) |
Costo adicional neto para la producción | $0 | $2,500 |
Para compensar realmente esta dura afectación, el Gobierno debería activar su iniciativa legislativa para remitir un Proyecto de Ley que incorpore nuevamente el crédito tributario para los productos mencionados, o mejor aún, elimine el ISD.
ISD Distorsiona los precios, encarece la producción y ahuyenta la inversión. El ISD genera una serie de distorsiones económicas que afectan a todos los actores productivos y, en última instancia, a los consumidores. Este impuesto encarece las importaciones, incrementa los costos de producción y desincentiva la inversión extranjera. Empresas locales, especialmente aquellas orientadas a la exportación, enfrentan mayores costos, lo que reduce su competitividad en mercados internacionales. Además, la repatriación de utilidades para inversionistas extranjeros se encarece, desalentando la llegada de capitales al país. El impacto no se limita a las empresas: los consumidores enfrentan precios más altos en bienes esenciales, lo que agrava las condiciones económicas en el país y reduce el poder adquisitivo de los hogares.
De mecanismo de control a herramienta de recaudación. Creado en 2008 con la finalidad específica de desincentivar la salida de capitales, su tarifa inicial fue de 0.5%, exceptuando expresamente los pagos por mercancía de importación. Dieciséis años más tarde este tributo ha sufrido profundos cambios, llegando incluso a gravar importaciones de bienes cuyos pagos no necesariamente se realizan desde el Ecuador. Con lo cual, el ISD ha perdido completamente su objetivo original y se ha transformado en una carga impositiva perversa que extrae más de $1,000 millones anuales del sector privado. Este cambio de objetivo, ha transformado al ISD en un freno estructural para la economía, especialmente en un entorno dolarizado que requiere de entrada de divisas.
Se ha dicho también que un objetivo del mismo es fortalecer la dolarización. Sin embargo, no existe fundamento técnico para afirmar esto. La salida de capitales per se no pone en riesgo la dolarización. Este impuesto, no aborda las causas estructurales que sí podrían poner en riesgo la dolarización, como el déficit fiscal, el endeudamiento insostenible o la falta de competitividad económica.
Si no se elimina el ISD, Ecuador seguirá perdiendo frente a sus vecinos. El Ecuador enfrenta múltiples desafíos para atraer inversión extranjera y el ISD es uno de los factores que desincentivan la entrada de capitales. Mientras países como Colombia y Chile, que no cuentan con impuestos similares, lograron atraer mayores niveles de Inversión Extranjera Directa (IED), representando el 4.4% y el 11.3% de su PIB en 2023, respectivamente, en Ecuador la IED fue apenas del 0.3%. Este impuesto, al encarecer las transacciones y generar incertidumbre jurídica, agrava una situación ya compleja para la inversión y limita la capacidad del país de integrarse a cadenas globales de valor, afectando su competitividad frente a la región.
En definitiva, este impuesto perverso para la economía, debe ser eliminado si queremos impulsar el desarrollo del país.